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El Vino
Vinos del mundo: Oporto, un vinho maravilloso
El Oporto es, quizá junto al Jerez, el más conocido de los llamados vinos fortificados a los que, durante la fermentación, se les añade un aguardiente para detener el proceso, dejando azúcar residual en el mosto y aumentando su grado alcohólico. Una técnica que data del siglo XVI y que nace de la necesidad de obtener un vino que resistiese las oscilantes temperaturas y humedades características del comercio marítimo. Aunque la región lusa del Alto Duero era ya conocida por sus vinos tranquilos, fue a partir de 1678 cuando, debido a las guerras franco-inglesas, los británicos boicotean los vinos de Borgoña, optando por los caldos procedentes de un país aliado, Portugal y de una zona, el Alto Duero. Allí se instalan para  adquirir los vinos que los portugueses elaboraban y, posteriormente, comprar viñas y bodegas y monopolizar a su gusto la elaboración de unos vinos que, ‘fortalecidos’ con una quinta parte de brandy, descendían a Oporto para criarse antes de ser exportados a Inglaterra. Así nacía un vino que conservaba parte de los azúcares de la uva, era menos ácido, más delicado y con un mayor número de aromas. Para su elaboración se pueden emplear más de una treintena de variedades, que se cultivan unas escarpadas y espectaculares terrazas, declaradas Patrimonio de la Humanidad, con una muy difícil mecanización y con unos elevados costes de producción.  La uva se recoge en pesadas cestas de mimbre y es trasladada a los tradicionales lagares. La de más calidad es pisada artesanalmente obteniendo una mayor extracción de color y aromas. El mosto pasa a unas grandes barricas de unos 550 litrosdonde inicia su fermentación. Cuando el nivel de nivel de azúcar inicial está en la mitad, se detiene esa fermentación añadiendo brandy o alcohol de vino de 77º, obteniendo ese vino dulce con un alto contenido en alcohol, aproximadamente 20º. En primavera, los vinos bajan a Oporto donde inician su crianza. Entre los principales sistemas de envejecimiento existentes os queremos destacar:
  • Las cosechas excepcionales, tres o cuatro por década, se declaran VINTAGES y sus vinos se crían dos años en grandes tinas de madera de roble y, posteriormente, larguísimos periodos en botella ya que pueden seguir mejorando durante décadas. Su embotellado se realiza sin clarificación ni filtración, llevando en su etiqueta el nombre de la bodega, el año de la cosecha pero ninguna marca comercial. Es el rey de los Oportos.
  • El resto de los vinos no se envejecen en botella sino en barricas de unos 550 litros, donde pueden pasar muchos años, hasta 40, antes su embotellado. Una vez filtrados y embotellados, no mejoran. Son los llamados TAWNY y no llevan el año de la cosecha en la que etiqueta, ya que son mezclas de varias recolecciones. La edad marcada (10, 20, 30 ó 40) es la edad media de los vinos que componen esa botella.
  • Los vinos elaborados en cosechas casi excepcionales, que se ofrecen con el año de la cosecha pero que no llegan al nivel de los Vintage son los VINOS DE QUINTA. Son vinos que proceden de una solo finca o quinta. Se trata de un estilo creado en los años 30 por la histórica bodega Taylor’s.
  • Los Late Bottle Vintages o LBV son vinos de calidad, también inferiores a los Vintage, que pasan entre 4 y 6 años en madera antes de ser filtrados y embotellados y estar listos para consumir.
  • El RUBY, en referencia a su color rubí, es uno de los más básicos entre los Oportos. Joven y frutal realiza una crianza no oxidativa en depósito.
El servicio del Oporto tiene rituales tradicionales como el degollado de las botellas con pinzas calientes y aplicando posteriormente frío, su decantado o el paso del decantador en la mesa siempre de derecha a izquierda. Respecto a su degustación variará en función de su estilo, Así, por ejemplo, la botella de un Vintage, que nunca debe enfriarse en frigorífico, hay que dejarla reposar durante horas para que sus sedimentos se acumulen en el fondo, antes de su decantado y su suave servicio. Precauciones que no hay que tener con los Tawny, que pueden abrirse y servirse directamente, preferiblemente, en una copa de Oporto. Respecto a su maridaje, muchos gastrónomos y aficionados coinciden en la dificultad de casarlo con las comidas principales debido a su sabor dulce, su marcado carácter y su grado alcohólico. Así que, aperitivos, postres, frutos secos y quesos fuertes no curados parecen las opciones idóneas. Siempre, eso si,  acompañadas de una agradable tertulia.  

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