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Vino mexicano: presente y gran futuro
"La alegría mas grande es la inesperada".  Sófocles (495-406 a. C.) Acabo de regresar de un interesante viaje por tierras  mexicanas donde hemos presentado nuestros vinos. Y como de todos los sitios, me traigo una maleta repleta de experiencias que difícilmente podré olvidar. Primero, la gente. ¡Cuánto nos queda por aprender! Gente exquisita en el trato, en la amabilidad, en las ganas de trabajar, de agradar...¡Qué se yo!. Otro, el enorme éxito que tiene el vino entre los mexicanos y más concretamente: los vinos del Viejo Mundo.  Son entendedores, buenos degustadores y grandes bebedores -en el buen sentido de la frase-. Y la penúltima, el vino mexicano. Antes de embarcar, me había empapado un poco (poco, la verdad) de las características de los vinos de este país. Algo había leído sobre el origen de estos vinos, muy unido a los primeros conquistadores españoles, a las fundaciones de la misiones por parte de jesuitas y franciscanos en la baja California y todo eso. He tenido que tirar de mi wikipedia para recordar esta bonita historia. Antes de la llegada de los primeros  españoles,  ya existían vides silvestres (cimarronas) pero sus uvas eran demasiado ácidas y agrias. Se desconoce el origen de la uva más extendida y usada en esa época, pero en lo que sí hay unanimidad es en el nombre con el que se le conoció a esa cepa: Misión. Con las llegada de los españoles se comenzó a plantar viñedos en lo que hoy podría ser la Ciudad de México, lugar donde estaba localizado el Virreinato. Fueron los misioneros jesuitas y franciscanos los que llevaron estas vides a otras zonas como Puebla, Querétaro, Guanajuato, San Luis Potosí, Baja California y Sonora.  Como anécdota, hacia 1524 , Hernán Cortés, Gobernador de la Nueva España mediante un decreto, ordenaba a cada colono español plantar 1000 pies de vid por cada 100 indígenas que estuvieran a su servicio. A partir de aquí, el vino mexicano ha ido sucumbiendo a las distintas colonizaciones vitivinícolas: franceses, italianos y españoles que pensaron descubrir su dorado en estas tierras. Por eso, en las actuales 3.000 hectáreas de viñedo te puedes encontrar todo el abanico de las mejores variedades mundiales: los Cabernets, los Merlot, Syrah, Grenache, Zinfandel, Nebbiolos, Malbec, etc,...  Y digo que el vino mexicano tiene FUTURO, por varias razones:
  • La superficie de viñedo va a pasar de las 3.000 hectáreas a más de 15.000 en pocos años.
  • Existe entre los mexicanos un claro afecto nacionalista hacia sus vinos, cosa que me parece imprescindible para que el consumo de vino aumente en ese país. Tomarán sus vinos si, pero serán muy buenos consumidores de otros vinos, principalmente españoles.
  • Las nuevas bodegas que se están creando en la Baja California, Querétaro, etc. van acompañadas de interesantes proyectos enoturísticos que enriquecerán la zona.
  • Por último, están haciendo un gran trabajo de promoción de sus vinos. Sin ir más lejos, el pasado mes de octubre, y organizado y promovido por la cadena de tiendas La Europea se ha lanzado a todo el país la 1ª Muestra de Vino Mexicano. Un proyecto lleno de degustaciones, conferencias, catas  y maridajes que han tenido una gran repercusión mediática a nivel de consumidores y aficionados.
 Por último, no podía dejar pasar la ocasión de recomendaros dos vinos que me gustaron de verdad: 3V Casa Madero, una mezcla de Cabernet con Merlot y Tempranillo que  me recordaba a un Rioja, por la suavidad y la elegancia y Las Nubes 2010, un Sauvignon Blanc con Chardonnay con finos aromas tropicales. Que, digo yo... ¡Algo tendrá que ver el Caribe!            

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